Hay veces que
uno sube una montaña esperando ver y
alcanzar lo que hay al otro lado, especialmente si su valle le empuja a ello.
Conforme va subiendo cambia la perspectiva de ese valle y de lo que ha ido
dejado atrás. Queda menos monte por descubrir, más monte ya superado, y todavía
sigue sin saber lo que hay al otro lado. Allí donde terminan los campos, y con
ellos el camino, uno ha de elegir, trazar su senda y cumplir el objetivo, o
regresar por donde ha venido.
Mis profesores
me enseñaron que al cartografiar una zona siempre hay que cambiar de ruta para tratar
de encontrar nuevos afloramientos o cambiar la perspectiva de los ya conocidos
y así quizás llegar a comprender su historia, recursos y recorridos. Esperemos
que la geología permita conocer mejor el monte y ayude a elegir y afrontar sus caminos.